Leyendas Celtas... El Rey Arturo


Ciclo artúrico
Es el último de los grandes ciclos de la literatura celta, basado  en la vida de un guerrero que dirigía una banda de escogidos, y que ayudaba a cualquier rey que necesitara de ellos para luchar contra los invasores sajones. 
   Ya en el año 1090, las leyendas artúricas habían logrado amplia difusión. Es importante tener en cuenta que es una de las que tienen más elementos cristianos; por ejemplo, el Grial.

Fuente: El mágico mundo de los celtas por :Viviana Campos



Nacimiento de Arturo...
Uther Pendragon se enamora perdidamente de Igraine, esposa de su enemigo, el duque de Cornualles.
Tal es su pasión que cae enfermo. Sus caballeros deciden pedirle ayuda a Merlín, puesto que consideran que sólo él puede curar al rey. El mago acepta, siempre y cuando el rey le conceda un pedido. Merlín, que sabe del padecimiento de Uther, le dice: "Cuando te acuestes con Igraine, ésta concebirá un hijo. Cuando el niño nazca, me lo daréis para que yo lo críe".
    El rey está de acuerdo. Esa misma noche el mago le promete que tendrá a Igraine, pero llevando la apariencia del duque, su esposo. El mismo Merlín lo acompañará. Casualmente esa noche, el duque muere en batalla. Mientras tanto, Uther llega con la forma del muerto, se acuesta con Igraine y a la mañana siguiente se marcha temprano. Poco después, Igraine se entera de la muerte de su esposo y se da cuenta de que ha dormido con un extraño, pero se guarda de comentarlo.
   Muerto el duque, Uther propone a Igraine matrimonio, que ella acepta. Pronto se hace evidente que está embarazada. Igraine le confiesa la verdad de su embarazo a Uther quien, a su vez, le dice que él había sido el visitante y le revela su acuerdo con Merlín. Cuando Igraine da a luz, el niño es entregado al mago. Antes de morir, Uther designa a su hijo Arturo como su sucesor.

La espada en la piedra...
Durante mucho tiempo, Arturo vivió con su padre adoptivo, sir Héctor. Aunque su padre verdadero lo había nombrado heredero, nadie sabía dónde estaba. Esta ausencia de sucesor trajo una serie de luchas por el poder entre los nobles. Merlín aconsejó al arzobispo de Canterbury que propusiera a todos los nobles y caballeros ir a Londres en Navidad. Allí, un milagro revelaría al legítimo rey.
    Todos los hombres importantes acudieron. El día de Navidad asistieron  a la iglesia y, al salir, vieron una gran piedra de mármol. En el centro de la piedra había un yunque de acero; en el yunque estaba clavada, hasta el puño, una espada. Alrededor de la espada aparecía la leyenda: "Quien saque esta espada de la piedra y el yunque será el legítimo rey de toda Inglaterra". Como era previsible, los caballeros intentaron desclavar la espada, pero todo fue inútil. Se decidió que intentarían arrancarla por turnos. Para asegurarse de que todos permanecerían reunidos hasta que apareciera el rey, se acordó celebrar un gran torneo el día de Año Nuevo.
    A este torneo también acudió Sir Héctor con su hijo Cei, recién armado caballero; Arturo era su escudero. Al dirigirse a la justa, Cei notó que había olvidado su espada. Arturo, su escudero, decide darle a su hermanastro la espada que vio en la iglesia. Tomó la espada por la empuñadura, tiró de ella y la espada salió del yunque con toda facilidad. Entonces se la llevó a Cei, quien reconoció el arma encantada. Así identificaron a Arturo como el heredero de Uther. Doce días después, se volvieron a reunir todos los caballeros para verificar la prueba. Nuevamente Arturo fue el único capaz de sacar la espada. Fue necesario repetir la prueba tres veces para que los caballeros lo reconocieran como rey. Y en ese momento Merlín contó a todos la verdad.

Excalibur…
Al convertirse en rey, Arturo salió a inspeccionar su reino con Merlín. En ese viaje, Arturo es herido y Merlín lo lleva con un experto curandero, que en tres días cura sus heridas. Cuando parten de allí, Arturo ve que ha olvidado su espada. Merlín le promete otra mejor. Poco después llegan a las orillas de un lago de aguas cristalinas. Saliendo de las aguas se ve un brazo que empuña una magnifica espada. Cuando se acercan a la orilla, una hermosa mujer sale de las aguas. Es la Dama del Lago, que acepta darle la espada
Excalibur a Arturo a cambio de un regalo, que le pedirá a su tiempo.
La Mesa Redonda…

Cuando Arturo se casó con Ginebra, ésta trajo como parte de su dote una enorme mesa redonda de madera, tan grande que podían sentarse a ella ciento cincuenta caballeros. Debido a su forma, nadie ocupaba un sitio preferente. Todos tenían un lugar equitativo.
De todas las aventuras de los caballeros, sin duda la más importante fue la búsqueda del Santo Grial, el Cáliz que Jesús usara en la Ultima Cena. Una noche, el rey y sus caballeros, sentados alrededor de la mesa, oyeron un gran trueno que hizo temblar el palacio. En mitad del estruendo, un rayo de sol penetró en el lugar. Al mirase unos a otros se encontraron más atractivos que nunca, quedando enmudecidos por el asombro.
Entonces, manos invisibles trajeron una copa envuelta en seda blanca. Un aroma dulce se expandió por la sala, y todos vieron aparecer sobre la mesa su comida y su bebida favorita. La copa se movió por la habitación y desapareció tan repentinamente como había aparecido. El rey dio gracias a Dios por enviarles aquella visión. Entonces juraron que partirían en busca del Santo Grial.
En el momento de la partida, Arturo se entristeció porque muchos morirían. Toda la corte quedó apesadumbrada. La visión motivó una larga y difícil búsqueda, en la que casi todos los famosos caballeros fueron derrotados. Finalmente, sólo Sir Galahad, hijo de Sir Lancelot, encontró el Grial. Pero no volvió a la corte para contarlo.

Muerte de Arturo…
El reino de Arturo había prosperado, al punto que el rey derrotó también a los sajones. Pero la reina Ginebra, quien no era una casta doncella, estaba perdidamente enamorada de Sir Lancelot. Mordred, hijo de Arturo y su hermana Morgana, difundió los rumores. Arturo instigó a doce caballeros para que dieran muerte a su amigo, Sir Lancelot, quien sin embargo los venció. Así, ese amor oculto acabó por hacerse público. Arturo ordenó arrestar a su amigo y someter a Ginebra a juicio por adulterio.
Sir Lancelot escapó y Ginebra fue condenada a ser quemada viva.     Cuando estaba en la hoguera, Lancelot la rescató, pero muchos murieron en la refriega. Arturo los persiguió, dejando el reino al cuidado de su hijo Mordred.
Durante casi un año Arturo asedió el castillo de Lancelot. El caballero, que aún amaba a su rey, trató de evitar la batalla. Entonces renunció a Ginebra y huyó a Francia, pero el rey siguió persiguiéndolo.
   Durante la ausencia de su padre, Mordred había presentado cartas falsas en las que se decía que Arturo había muerto en Francia. Con ese pretexto, había convocado al Parlamento y se había hecho coronar rey, reclamando además la mano de Ginebra. Arturo regresó y se entablaron duras batallas entre padre e hijo.
Una noche, antes de un combate, el rey tuvo una visión en la que le dijeron que si al día siguiente luchaba contra su hijo, moriría. Para evitar esto, estableció una tregua y pidió una entrevista con Mordred, que debía celebrarse en el espacio libre entre los dos ejércitos. Ambos se entrevistaron ante la mirada lejana y nerviosa de los guerreros. Los dos grupos se recelaban mutuamente.
Padre e hijo comenzaron a parlamentar. Mordred se conformaba con los ducados de Kent y
Cornualles, a condición de ser el sucesor a la muerte de Arturo. El rey accedió y parecía que se iba a firmar la paz. Cuando estaban brindando por ello, una víbora salió reptando de los arbustos y mordió a uno de los caballeros en el pie. Automáticamente, el caballero sacó su espada para matarla. En cuanto vieron el brillo del metal, los dos ejércitos comenzaron la lucha.
   La batalla duró todo un día y murieron cien mil hombres. Al anochecer, sólo quedaban vivos en el bando de Arturo él y algunos de sus hombres, que encontraron a Mordred apoyado en su espada, entre un montón de cadáveres. Mordred corrió al encuentro de su padre y éste hundió su lanza en el cuerpo del hijo.
Sintiéndose herido de muerte, Mordred golpeó con sus últimas fuerzas el cráneo de Arturo, abriéndole la cabeza. El único caballero superviviente llevó al rey fuera del campo de batalla.     Hablándole con gran esfuerzo, Arturo le ordenó que llevara la espada Excalibur al lago y la arrojara en él.
    Al ver la magnífica espada, el caballero no quiso devolverla y la escondió entre las plantas de la orilla del lago. Cuando Arturo preguntó al caballero qué había sucedido cuando la arrojó al agua, éste no le respondió. El rey se dio cuenta de que su caballero mentía y le ordenó que obedeciese al pie de la letra
sus órdenes. El caballero devolvió la espada al lago e, inmediatamente, una mano salió del agua y tomó
a Excalibur en el aire, blandiéndola tres veces antes de hacerla desaparecer de la superficie.
    La Dama del Lago le reclamó al caballero el regalo antaño prometido por el rey: lo que quería era llevarse a Arturo sobre sus aguas. El caballero regresó por su señor y lo llevó a la orilla del lago. Allí, esperándolo, había una barcaza ocupada por tres reinas y sus doncellas, todas llorando por las terribles heridas del rey. El caballero subió al rey a la barcaza y ésta se alejó.
Arturo partió para Avalon a curarse sus heridas. Hay quien dice que Arturo sigue durmiendo mientras sus heridas se curan, esperando el momento de regresar a nuestro mundo.
Esté donde esté, si su país se encuentra en peligro, el rey Arturo regresará.

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