El hombre vibra, se transforma y sana (II)
(Valencia) El sonido es movimiento perpetuo,
ritmo y emoción... en el universo nada se pierde y todo se transforma.
El ritmo y la emoción son sinónimos de vibración y consecuencialmente
intuición.
El hombre en la necesidad de crecer y sanar por siglos se hace aliado al
hecho de transformar y mutar. ¿Emoción y amor son expresiones vibrantes? En el lenguaje estético son pensamientos e imágenes interiores que se
transforman en realidad gracias a la
sincronización -entre seres humanos- conducida por la voluntad.
En el mismo orden de ideas se traduce en
la presión del aire que choca contra la pared de la
oreja -efecto acústico de rebote- que induce
a la experiencia subjetiva del sonido,
comúnmente reconocido, como sonidos musicales.
Es también efecto controlado por vibraciones
periódicas “tonos definidos” aplicado
a la acción de vibrar y llamada onda sonora.
La
estética musical amplía la definición estableciendo que tres son sus cualidades
físicas: altura, intensidad y timbre. Estas cualidades otorgan a la vibración
sonora y al instrumento vocal un poder sanador “mente- cuerpo” que llamo efecto diapasón.
La mecánica
universal que todo lo transforma, cuerdas vocales, estimuladas por una columna de aire -proveniente de los
pulmones- vibran a modo de lengüetas produciendo un sonido tonal periódico.
Esta columna golpea el paladar que a través de la separación de los labios
proyecta cuerpos sonoros al exterior y
genera el sonido que es parte de todo y un todo
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